31 Ahora, pues, tú que eres una mujer piadosa, pide por nosotros al
Señor que envíe lluvia para llenar nuestras cisternas, y así no nos veamos
acabados.»
32 Respondió Judit: «Escuchadme. Voy a hacer algo que se
transmitirá de generación en generación entre los hijos de nuestra raza.