26 El hombre se fue al país de los hititas y construyó una ciudad, a la
que llamó Luz. Es el nombre que tiene hasta la fecha.
27 Manasés no se apoderó de Bet Seán y sus filiales, ni de Tanak y sus
filiales. No expulsó a los habitantes de Dor y sus filiales, ni a
los de
Yibleam y sus filiales, ni a los de Meguiddó y sus filiales: los
cananeos
siguieron ocupando el territorio.
28 Sin embargo, cuando Israel cobró más fuerza, sometió a los
cananeos a tributo, aunque no llegó a expulsarlos.
29 Tampoco Efraím expulsó a los cananeos que habitaban en Guézer,
de manera que los cananeos siguieron viviendo en Guézer, en medio de
Israel.
30 Zabulón no expulsó a los habitantes de Quitrón, ni a los de
Nahalol. Los cananeos se quedaron en medio de Zabulón, pero fueron
sometidos a tributo.
31 Aser no expulsó a los habitantes de Akko, ni a los de Sidón, de
Majaleb, de Akzib, de Jelbá, de Afiq, ni de Rejob.
32 Los aseritas se establecieron, pues, entre los cananeos que
habitaban en el país, porque no los expulsaron.
33 Neftalí no expulsó a los habitantes de Bet Semes, ni a los de Bet
Anat, y se estableció entre los cananeos que habitaban en el país; pero los
habitantes de Bet Semes y de Bet Anat fueron sus tributarios.
34 Los amorreos rechazaron hacia la montaña a los hijos de Dan sin
dejarles bajar a la llanura.
35 Los amorreos se mantuvieron en Har Jéres, en Ayyalón y en
Saalbim, pero luego pesó sobre ellos la mano de la casa de José y fueron
reducidos a tributo.
36 (La frontera de los edomitas va desde la cuesta de los Escorpiones,
desde la Peña, y hacia arriba.)