9 La recogió en su mano y según caminaba la iba comiendo. Cuando
llegó donde su padre y su madre les dio miel y comieron, pero no les dijo
que la había cogido del cadáver del león.
10 Su padre bajó donde la mujer y Sansón hizo allí un banquete, pues
así suelen hacer los jóvenes.
11 Pero, al verle, eligieron treinta compañeros para que estuvieran con
él.
12 Sansón les dijo: «Os voy a proponer una adivinanza. Si me dais la
solución dentro de los siete días de la fiesta y acertáis, os
daré treinta
túnicas y treinta mudas.
13 Pero si no podéis darme la solución, entonces me daréis vosotros
treinta túnicas y treinta mudas.» Ellos le dijeron: «Propón tu
adivinanza,
que te escuchamos.»
14 El les dijo: «Del que come salió comida, y del fuerte salió
dulzura.» A los tres días aún no habían acertado la adivinanza.
15 Al cuarto día dijeron a la mujer de Sansón: «Convence a tu marido
para que nos explique la adivinanza. Si no, te quemaremos a ti y a la casa
de tu padre. ¿O es que nos habéis invitado para robarnos?»
16 La mujer de Sansón se puso a llorar sobre él, y dijo: «Tú me odias
y no me amas. Has propuesto una adivinanza a los hijos de mi pueblo y a
mí no me la has explicado.» El le respondió: «Ni a mi padre ni a mi madre
se la he explicado ¿y te la voy a explicar a ti?»
17 Ella estuvo llorando encima de él los siete días que duró la fiesta.
Por fin el séptimo día se la explicó, porque lo tenía asediado y ella explicó
la adivinanza a los hijos de su pueblo.
18 El séptimo día, antes que entrara en la alcoba, la gente de la ciudad
dijo a Sansón: «¿Qué hay más dulce que la miel, y qué más fuerte que el
león?» El les respondió: «Si no hubierais arado con mi novilla, no habríais
acertado mi adivinanza.»