12 cuando el Ángel de Yahveh se le apareció y le dijo: «Yahveh
contigo, valiente guerrero.»
13 Contestó Gedeón: «Perdón, señor mío. Si Yahveh está con nosotros
¿por qué nos ocurre todo esto? ¿Dónde están todos esos prodigios que nos
cuentan nuestros padres cuando dicen: “¿No nos hizo subir Yahveh de
Egipto?” Pero ahora Yahveh nos ha abandonado, nos ha entregado en
manos de Madián...»
14 Entonces Yahveh se volvió hacia él y dijo: «Vete con esa fuerza
que tienes y salvarás a Israel de la mano de Madián. ¿No soy yo el que te
envía?»
15 Le respondió Gedeón: «Perdón, señor mío, ¿cómo voy a salvar yo
a Israel? Mi clan es el más pobre de Manasés y yo el último en la casa de
mi padre.»
16 Yahveh le respondió: «Yo estaré contigo y derrotarás a Madián
como si fuera un hombre solo.»
17 Gedeón le dijo: «Si he hallado gracia a tus ojos dame una señal de
que eres tú el que me hablas.
18 No te marches de aquí, por favor, hasta que vuelva donde ti. Te
traeré mi ofrenda y la pondré delante de ti». El respondió: «Me
quedaré
hasta que vuelvas.»
19 Gedeón se fue, preparó un cabrito y con una medida de harina hizo
unas tortas ázimas; puso la carne en un canastillo y el caldo en una olla, y lo
llevó bajo el terebinto. Cuando se acercaba,
20 le dijo el Ángel de Yahveh: «Toma la carne y las tortas ázimas,
ponlas sobre esa roca y vierte el caldo.» Gedeón lo hizo así.
21 Entonces el Ángel de Yahveh extendió la punta del bastón que
tenía en la mano y tocó la carne y las tortas ázimas. Salió fuego de la roca,
consumió la carne y las tortas ázimas, y el Ángel de Yahveh desapareció de
su vista.
22 Entonces Gedeón se dio cuenta de que era el Ángel de Yahveh y
dijo: «¡Ay, mi señor Yahveh! ¡Pues he visto al Ángel de Yahveh
cara a
cara!»
23 Yahveh le respondió: «La paz sea contigo. No temas, no morirás.»
24 Gedeón levantó en aquel lugar un altar a Yahveh y lo llamó
Yahveh-Paz. Todavía hoy está en Ofrá de Abiezer.
25 Sucedió que aquella misma noche Yahveh dijo a Gedeón: «Toma
el toro de tu padre, el toro de siete años; vas a derribar el
altar de Baal
propiedad de tu padre y cortar el cipo que está junto a él.
26 Luego construirás a Yahveh tu Dios, en la cima de esa altura
escarpada, un altar bien preparado. Tomarás el toro y lo quemarás
en
holocausto, con la leña del cipo que habrás cortado.»
27 Gedeón tomó entonces diez hombres de entre sus criados e hizo
como Yahveh le había ordenado. Pero, como temía a su familia y a la gente
de la ciudad, en lugar de hacerlo de día, lo hizo de noche.
28 A la mañana siguiente se levantó la gente de la ciudad; el altar de
Baal estaba derruido, el cipo que se alzaba junto a él, cortado; y
el toro
había sido ofrecido en holocausto sobre el altar recién construido.
29 Entonces se dijeron unos a otros: «¿Quién habrá hecho esto?» Tras
indagar y buscar dijeron: «Es Gedeón, hijo de Joás, el que lo ha hecho.»
30 La gente de la ciudad dijo entonces a Joás: «Haz salir a tu hijo, y
que muera, pues ha derruido el altar de Baal y cortado el cipo que se alzaba
a su lado.»
31 Joás respondió a todos los que tenía delante: «¿Es que vosotros
vais a salir en defensa de Baal? ¿Vosotros le vais a salvar? (El que defiende
a Baal, tiene que morir antes del amanecer.) Si es dios, que pleitee con él,
ya que le destruyó su altar.»
32 Aquel día se llamó a Gedeón Yerubbaal, porque decían: «¡Que
Baal pleitee con él, pues le destruyó su altar!».
33 Todo Madián, Amalec y los hijos de Oriente se juntaron, pasaron el
Jordán, y acamparon en la llanura de Yizreel.
34 El espíritu de Yahveh revistió a Gedeón; él tocó el cuerno y
Abiezer se reunió a él.
35 Envió mensajeros por todo Manasés, que se reunió también con él;
y envió mensajeros por Aser, Zabulón y Neftalí, que le
salieron al
encuentro.
36 Gedeón dijo a Dios: «Si verdaderamente vas a salvar por mi mano
a Israel, como has dicho,
37 yo voy a tender un vellón sobre la era; si hay rocío solamente sobre
el vellón y todo el suelo queda seco, sabré que tú salvarás a Israel por mi
mano, como has prometido.»
38 Así sucedió. Gedeón se levantó de madrugada, estrujó el vellón y
exprimió su rocío, una copa llena de agua.