8 Tomaron en sus manos las provisiones del pueblo y sus cuernos, y
mandó a todos los israelitas cada uno a su tienda, quedándose sólo con los
trescientos hombres. El campamento de Madián estaba debajo del suyo en
el valle.
9 Aquella noche le dijo Yahveh: «Levántate y baja al campamento,
porque lo he puesto en tus manos.
10 No obstante, si temes bajar, baja al campamento con tu criado Purá,
11 y escucha lo que dicen. Se fortalecerá tu mano con ello y luego
bajarás a atacar al campamento. Bajó, pues, con su criado Purá hasta
la
extremidad de las avanzadillas del campamento.
12 Madián, Amalec y todos los hijos de Oriente habían caído sobre el
valle, numerosos como langostas, y sus camellos eran innumerables como
la arena de la orilla del mar.
13 Se acercó Gedeón y he aquí que un hombre contaba un sueño a su
vecino; decía: «He tenido un sueño: una hogaza de pan de cebada rodaba
por el campamento de Madián, llegó hasta la tienda, chocó contra ella y la
volcó lo de arriba abajo.»