5 Fue entonces a casa de su padre, en Ofrá, y mató a sus hermanos, los
hijos de Yerubbaal, setenta hombres, sobre una misma piedra. Sólo escapó
Jotam, el hijo menor de Yerubbaal, porque se escondió.
6 Luego se reunieron todos los señores de Siquem y todo Bet Milló, y
fueron y proclamaron rey a Abimélek junto al Terebinto de la estela
que
hay en Siquem.
7 Se lo anunciaron a Jotam, quien se colocó en la cumbre del monte
Garizim, alzó la voz y clamó: «Escuchadme, señores de Siquem, y que Dios
os escuche.
8 Los árboles se pusieron en camino para ungir a uno como su rey.
Dijeron al olivo: “Sé tú nuestro rey.”
9 Les respondió el olivo: “¿Voy a renunciar a mi aceite con el que
gracias a mí son honrados los dioses y los hombres, para ir a
vagar por
encima de los árboles?”
10 Los árboles dijeron a la higuera: “Ven tú, reina sobre nosotros.”
11 Les respondió la higuera: “¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi
sabroso fruto, para ir a vagar por encima de los árboles?
12 Los árboles dijeron a la vid: “Ven tú, reina sobre nosotros.”
13 Les respondió la vid: “¿Voy a renunciar a mi mosto, el que alegra a
los dioses y a los hombres, para ir a vagar por encima de los árboles?”
14 Todos los árboles dijeron a la zarza: “Ven tú, reina sobre nosotros.”
15 La zarza respondió a los árboles: “Si con sinceridad venís a
ungirme a mí para reinar sobre vosotros, llegad y cobijaos a mi sombra. Y
si no es así, brote fuego de la zarza y devore los cedros del Líbano.”»
16 «Ahora pues, ¿habéis obrado con sinceridad y lealtad al elegir rey a
Abimélek? ¿Os habéis portado bien con Yerubbaal y su casa y le
habéis
tratado según el mérito de sus manos?
17 Mi padre combatió por vosotros, arriesgó su vida, os libró de la
mano de Madián;
18 y vosotros os habéis alzado hoy contra la casa de mi padre, habéis
matado a sus hijos, setenta hombres sobre una misma piedra, y
habéis
puesto por rey a Abimélek, el hijo de su esclava, sobre los señores
de
Siquem, por ser él vuestro hermano.
19 Si, pues, habéis obrado con sinceridad y lealtad con Yerubbaal y
con su casa en el día de hoy, que Abimélek sea vuestra alegría y vosotros la
suya.
20 De lo contrario, que salga fuego de Abimélek y devore a los
señores de Siquem y de Bet Milló; y que salga fuego de los
señores de
Siquem y Bet Milló y devore a Abimélek.»
21 Y Jotam huyó, se puso a salvo y fue a Beer, donde se estableció,
lejos del alcance de su hermano Abimélek.
22 Abimélek gobernó tres años en Israel.
23 Pero Dios envió un espíritu de discordia entre Abimélek y los
señores de Siquem; y los señores de Siquem traicionaron a Abimélek,
24 para que el crimen cometido contra los setenta hijos de Yerubbaal
fuera vengado y su sangre cayera sobre su hermano Abimélek, que los
había asesinado, y sobre los señores de Siquem, que le habían
ayudado a
asesinar a sus hermanos.
25 Los señores de Siquem prepararon contra él emboscadas en las
cimas de los montes y saqueaban a todo el que pasaba cerca por el camino.
Y se dio aviso a Abimélek.
26 Gaal, hijo de Obed, acompañando a sus hermanos, vino a pasar por
Siquem y se ganó la confianza de los señores de Siquem.
27 Salieron éstos al campo a vendimiar sus viñas, pisaron las uvas,
hicieron fiesta y entraron en el templo de su dios. Comieron y bebieron y
maldijeron a Abimélek.
28 Entonces Gaal, hijo de Obed, exclamó: «¿Quién es Abimélek y qué
es Siquem para que le sirvamos? ¿por qué el hijo de Yerubbaal y Zebul, su
lugarteniente, no han de servir a la gente de Jamor, padre de Siquem? ¿Por
qué hemos de servirles nosotros?
29 ¡Quién pusiera este pueblo en mis manos! Yo echaría a Abimélek y
le diría: Refuerza tu ejército y sal a la lucha.»
30 Zebul, gobernador de la ciudad, se enteró de la propuesta de Gaal,
hijo de Obed, y montó en cólera.
31 Envió secretamente mensajeros donde Abimélek, para decirle:
«Mira que Gaal, hijo de Obed, con sus hermanos, ha llegado a Siquem
y
están soliviantando a la ciudad contra ti.
32 Por tanto, levántate de noche, tú y la gente que tienes contigo,
y
tiende una emboscada en el campo;
33 por la mañana temprano, en cuanto salga el sol, te levantas y te
lanzas contra la ciudad. Cuando Gaal salga a tu encuentro con su
gente,
harás con él lo que te venga a mano.»
34 Abimélek se levantó de noche con todas las tropas de que disponía
y tendieron una emboscada frente a Siquem, repartidos en cuatro grupos.
35 Cuando Gaal, hijo de Obed, salió y se detuvo a la entrada de la
puerta de la ciudad, Abimélek y la tropa que le acompañaba salieron de su
emboscada.
36 Gaal vio la tropa y dijo a Zebul: «Mira la gente que baja de
las
cumbres de los montes.» Zebul respondió: «Es la sombra de los montes lo
que ves y te parecen hombres.»
37 Gaal volvió a decir: «Mirad la gente que baja del lado del Ombligo
de la Tierra, y otra partida llega por el camino de la Encina de
los
Adivinos.»
38 Zebul le dijo entonces: «¿Qué has hecho de tu boca tú que decías:
“¿Quién es Abimélek para que le sirvamos?” ¿ No es esa la gente que
despreciaste? Sal, pues, ahora y pelea contra ellos.»
39 Gaal salió al frente de los señores de Siquem y presentó batalla a
Abimélek.
40 Abimélek persiguió a Gaal, pero se le escapó; y muchos cayeron
muertos antes de llegar a la puerta.
41 Abimélek habitó en Arumá; y Zebul expulsó a Gaal y a sus
hermanos y no les dejó habitar en Siquem.
42 Al día siguiente el pueblo salió al campo. Se dio aviso de ello
a
Abimélek,
43 que tomó su tropa, la repartió en tres grupos y tendió una
emboscada en el campo. Cuando vio que la gente salía de la ciudad, cayó
sobre ellos y los derrotó.
44 Abimélek y el grupo que estaba con él, atacó y tomó posiciones a
la entrada de la puerta de la ciudad; los otros dos grupos se lanzaron contra
todos los que estaban en el campo y los derrotaron.