9 «Cuando hayáis de entrar en la Tienda del Encuentro, no bebáis vino
ni bebida que pueda embriagar, ni tú ni tus hijos, no sea que
muráis.
Decreto perpetuo es éste para vuestros descendientes,
10 para que podáis distinguir entre lo sagrado y lo profano, entre
lo
impuro y lo puro,
11 y enseñar a los israelitas todos los preceptos que Yahveh les ha
dado por medio de Moisés.
12 Moisés dijo a Aarón y a Eleazar e Itamar, los hijos que le
quedaban: «Tomad la oblación que queda de los manjares que se abrasan en
honor de Yahveh y comedla sin levadura junto al altar, pues es cosa
sacratísima.
13 La comeréis en lugar sagrado, por ser la porción tuya y la porción
de tus hijos, de los manjares que se abrasan en honor de Yahveh, pues así
me ha ordenado.
14 Tú, y contigo tus hijos y tus hijas, comeréis también en lugar puro
el pecho mecido y la pierna reservada, porque os han sido dados
como
porción tuya y de tus hijos, de los sacrificios de comunión de los israelitas.
15 Ellos traerán la pierna reservada y el pecho mecido, además de las
grasas que han de ser abrasadas para Yahveh como ofrenda mecida delante
de Yahveh; serán la porción perpetua para ti y para tus hijos junto
a ti,
según ha mandado Yahveh.»
16 Moisés preguntó con interés acerca del macho cabrío del sacrificio
por el pecado; pero he aquí que había sido ya quemado. Irritado
contra
Eleazar e Itamar, los hijos que le habían quedado a Aarón, dijo: