2 Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas, y diles: Esta es
la orden que ha dado Yahveh:
3 Cualquier hombre de la casa de Israel que inmole buey, oveja o
cabra dentro del campamento, o fuera del mismo,
4 sin llevarlos a la entrada de la Tienda del Encuentro,
para
presentarlos como ofrenda a Yahveh ante la Morada de Yahveh, será
considerado reo de sangre. Tal hombre ha derramado sangre y
será
exterminado de en medio de su pueblo.
5 Por eso los israelitas presentarán al sacerdote, para Yahveh, a la
entrada de la Tienda del Encuentro, aquellas víctimas que suelen inmolar en
el campo, para que se ofrezcan como sacrificios de comunión.
6 El sacerdote derramará la sangre sobre el altar de Yahveh, a la
entrada de la Tienda del Encuentro, y quemará las grasas como
calmante
aroma para Yahveh.
7 De este modo ellos ya no seguirán sacrificando sus sacrificios a los
sátiros tras los cuales estaban prostituyéndose. Decreto perpetuo será
éste
para ellos de generación en generación.