11 Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la doy para
hacer expiación en el altar por vuestras vidas, pues la expiación por la vida,
con la sangre se hace.
12 Por eso tengo dicho a los israelitas: «Ninguno de vosotros comerá
sangre; ni tampoco coma sangre el forastero que reside en medio de
vosotros.»
13 Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los forasteros que
residen en medio de ellos, que cace un animal o un ave que es lícito comer,
derramará su sangre y la cubrirá con tierra.