3 una hermana virgen, que viva con él y no haya sido desposada aún;
por ella puede hacerse impuro.
4 Pues no debe hacerse impuro, siendo señor entre los suyos; se
profanaría.
5 Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se cortarán los bordes de
la barba, ni se harán incisiones en su cuerpo.
6 Santos han de ser para su Dios y no profanarán el nombre de su
Dios, pues son ellos los que presentan los manjares que se han de abrasar
para Yahveh, el alimento de su Dios; han de ser santos.
7 No tomarán por esposa a una mujer prostituta ni profanada, ni
tampoco una mujer repudiada por su marido; pues el sacerdote
está
consagrado a su Dios.
8 Le tendrás por santo, porque él es quien presenta el alimento de tu
Dios; por tanto será santo para ti, pues santo soy yo, Yahveh, el
que os
santifico.
9 Si la hija de un sacerdote prostituyéndose se profana, a su padre
profana; será quemada.
10 El sumo sacerdote, superior a sus hermanos, sobre cuya cabeza fue
derramado el óleo de la unción y que recibió la investidura para vestir los
ornamentos, no llevará desgreñada su cabellera ni rasgará sus vestidos,
11 ni se acercará a ningún cadáver; ni siquiera por su padre o por su
madre puede hacerse impuro.
12 No saldrá del santuario para no profanar el santuario de su Dios;
pues lleva sobre sí la consagración del óleo de la unción de su Dios. Yo,
Yahveh.
13 Tomará una virgen por esposa.
14 No se casará con viuda ni repudiada ni profanada por prostitución,
sino que tomará por esposa una virgen de entre su parentela.
15 No profanará su descendencia entre su pueblo, pues soy, yo,
Yahveh, el que lo santifico.
16 Yahveh habló a Moisés y dijo:
17 Habla a Aarón y dile: Ninguno de tus descendientes en cualquiera
de sus generaciones, si tiene un defecto corporal, podrá acercarse a ofrecer
el alimento de su Dios;