2 Guardaréis mis sábados, y respetaréis mi santuario. Yo, Yahveh.
3 Si camináis según mis preceptos y guardáis mis mandamientos,
poniéndolos en práctica,
4 os enviaré las lluvias a su tiempo, para que la tierra dé sus frutos y el
árbol del campo su fruto.
5 El tiempo de trilla alcanzará hasta la vendimia, y la vendimia hasta
la siembra; comeréis vuestro pan hasta saciaros y habitaréis seguros
en
vuestra tierra.
6 Yo daré paz a la tierra y dormiréis sin que nadie os turbe; haré
desaparecer del país las bestias feroces, y la espada no pasará por vuestra
tierra.
7 Perseguiréis a vuestros enemigos; que caerán ante vosotros a filo de
espada.
8 Cinco de vosotros perseguiréis a cien, y cien de vosotros
perseguiréis a 10.000; vuestros enemigos ante vosotros caerán a filo
de
espada.
9 Yo me volveré hacia vosotros. Yo os haré fecundos, os multiplicaré
y mantendré mi alianza con vosotros.
10 Comeréis de cosecha añeja y llegaréis a echar la añeja para dar
cabida a la nueva.
11 Estableceré mi morada en medio de vosotros y no os rechazaré.
12 Me pasearé en medio de vosotros, y seré para vosotros Dios, y
vosotros seréis para mí un pueblo.
13 Yo soy Yahveh, vuestro Dios, que os saqué del país de Egipto, para
que no fueseis sus esclavos; rompí las coyundas de vuestro yugo y os hice
andar con la cabeza erguida.
14 Pero si no me escucháis y no cumplís todos estos mandamientos;
15 si despreciáis mis preceptos y rechazáis mis normas, no haciendo
caso de todos mis mandamientos y rompiendo mi alianza,
16 también yo haré lo mismo con vosotros. Traeré sobre vosotros el
terror, la tisis y la fiebre, que os abrasen los ojos y os consuman el alma.
Sembraréis en vano vuestra semilla, pues se la comerán vuestros enemigos.
17 Me volveré contra vosotros y seréis derrotados ante vuestros
enemigos; os tiranizarán los que os aborrecen y huiréis sin que
nadie os
persiga.
18 Si ni aun con esto me obedecéis, volveré a castigaros siete veces
más por vuestros pecados.
19 Quebrantaré vuestra orgullosa fuerza y haré vuestro cielo como
hierro y vuestra tierra como bronce.
20 Vuestras fuerzas se consumirán en vano, pues vuestra tierra no dará
sus productos ni el árbol del campo sus frutos.
21 Y si seguís enfrentándoos conmigo y no queréis oírme, volveré a
castigaros siete veces más a causa de vuestros pecados.
22 Soltaré contra vosotros las fieras salvajes, que os privarán de
vuestros hijos, exterminarán vuestro ganado y os reducirán a unos pocos, de
modo que vuestros caminos queden desiertos.
23 Si aun con esto no os corregís ante mí, sino que
seguís
enfrentándoos conmigo,
24 también yo me enfrentaré con vosotros, y os azotaré yo mismo
siete veces más por vuestros pecados.
25 Traeré sobre vosotros la espada vengadora de la alianza. Os
reuniréis entonces en vuestras ciudades, pero yo enviaré la peste en medio
de vosotros y seréis entregados en manos del enemigo.
26 Cuando yo os retire el bastón del pan diez mujeres cocerán todo
vuestro pan en un solo horno, y os lo darán tan medido que comeréis y no
os saciaréis.
27 Si con esto no me obedecéis y seguís enfrentándoos conmigo,
28 yo me enfrentaré a vosotros con ira, y os castigaré yo mismo siete
veces más por vuestros pecados.
29 Comeréis la carne de vuestros hijos y la carne de vuestras hijas
comeréis.
30 Destruiré vuestros altos, abatiré vuestros altares de
incienso,
amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos, y yo
mismo os aborreceré.
31 Reduciré vuestras ciudades a ruina y devastaré vuestros santuarios,
no aspiraré ya más vuestros calmantes aromas.
32 Yo asolaré la tierra, y de ello quedarán atónitos vuestros mismos
enemigos al venir a ocuparla.
33 A vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré la
espada en pos de vosotros. Vuestra tierra será un yermo y vuestras ciudades
una ruina.
34 Entonces pagará la tierra sus sábados, durante todos los días que
esté desolada mientras vosotros estéis en el país de vuestros
enemigos;
entonces sí que descansará la tierra y pagará sus sábados.
35 Durante todo el tiempo de la desolación descansará, por lo que no
pudo descansar en vuestros sábados cuando habitabais en ella.
36 A los que quedaren de vosotros, les infundiré pánico en sus
corazones, en el país de sus enemigos; el ruido de una hoja caída
los
ahuyentará, huirán como quien huye de la espada, y caerán sin que nadie los
persiga.
37 Se atropellarán unos a otros, como delante de la espada, aunque
nadie los persiga. No podréis teneros en pie en presencia de vuestros
enemigos.
38 Pereceréis entre las naciones, y os devorará el país de vuestros
enemigos.
39 Y quienes de vosotros sobrevivan, se pudrirán a causa de su
iniquidad en los países de vuestros enemigos; por las iniquidades de
sus
padres unidas a las suyas, se pudrirán.