19 El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios,
y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva.
20 Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que
sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se
cumplirán a su tiempo.»
21 El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su
demora en el Santuario.
22 Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había
tenido una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y
permaneció
mudo.
23 Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue
a su casa.
24 Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta
durante cinco meses
25 diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en
que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres.»
26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret,
27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de
David; el nombre de la virgen era María.
28 Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo.»
29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría
aquel saludo.
30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia
delante de Dios;
31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás
por nombre Jesús.
32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le
dará el trono de David, su padre;
33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá
fin.»
34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no
conozco varón?»
35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo
y será llamado Hijo de Dios.
36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez,
y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,
37 = porque ninguna cosa es imposible para Dios.» =
38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra.» Y el ángel dejándola se fue.
39 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la
región montañosa, a una ciudad de Judá;
40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de
gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;
42 y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu seno;
43 y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
44 Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo
el niño en mi seno.
45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron
dichas de parte del Señor!»
46 Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor
47 y mi espíritu = se alegra en Dios mi salvador =
48 porque = ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, = por eso
desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, = Santo es su
nombre =
50 = y su misericordia alcanza de generación en generación a los que
le temen. =
51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en
su propio corazón.
52 = Derribó a los potentados = de sus tronos = y exaltó a los
humildes. =
53 = A los hambrientos colmó de bienes = y despidió a los ricos sin
nada.
54 = Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia =
55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y
de su linaje por los siglos.»
56 María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.
57 Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo.
58 Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran
misericordia, y se congratulaban con ella.
59 Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían
ponerle el nombre de su padre, Zacarías,
60 pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar
Juan.»
61 Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.»
62 Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase.
63 El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos
quedaron admirados.
64 Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a
Dios.
65 Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de
Judea se comentaban todas estas cosas;
66 todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues
¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.
67 Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó
diciendo:
68 = «Bendito el Señor Dios de Israel = porque ha visitado y =
redimido a su pueblo. =
69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su
siervo,