24 Y, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a
Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi
lengua,
porque estoy atormentado en esta llama.”
25 Pero Abraham le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes
durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él
es aquí
consolado y tú atormentado.
26 Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo,
de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí
puedan pasar donde nosotros.”