...la Biblia de Jerusalén
Lucas 17, 1-20
1 Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos;
pero, ¡ay de aquel por quien vienen!
2 Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea
arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños.
3 Cuidaos de vosotros mismos. «Si tu hermano peca, repréndele; y si
se arrepiente, perdónale.
4 Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve
a ti,
diciendo: “Me arrepiento”, le perdonarás.»
5 Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe.»
6 El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais
dicho a este sicómoro: “Arráncate y plántate en el mar”, y os
habría
obedecido.»
7 «¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando
regresa del campo, le dice: “Pasa al momento y ponte a la mesa?”
8 ¿No le dirá más bien: “Prepárame algo para cenar, y cíñete para
servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás
tú?”
9 ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue
mandado?
10 De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue
mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos
hacer.»
11 Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines
entre Samaria y Galilea,
12 y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres
leprosos, que se pararon a distancia
13 y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de
nosotros!»
14 Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes.» Y sucedió
que, mientras iban, quedaron limpios.
15 Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta
voz;
16 y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y
éste era un samaritano.
17 Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los
otros nueve, ¿dónde están?
18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este
extranjero?»
19 Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»
20 Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de
Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir.