8 El dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos
usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy” y “el tiempo está cerca”. No les
sigáis.
9 Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis;
porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no
es
inmediato.»
10 Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino
contra reino.
11 Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares,
habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.
12 «Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán,
entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante
reyes y
gobernadores por mi nombre;
13 esto os sucederá para que deis testimonio.
14 Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa,
15 porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no
podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios.
16 Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y
matarán a algunos de vosotros,
17 y seréis odiados de todos por causa de mi nombre.
18 Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza.
19 Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
20 «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces
que se acerca su desolación.
21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que
estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos,
que no entren en ella;
22 porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está
escrito.