Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Lucas 4, 5-43

5 Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de

la tierra;

6 y le dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos,
porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero.

7 Si, pues, me adoras, toda será tuya.»

8 Jesús le respondió: «Esta escrito: = Adorarás al Señor tu Dios y sólo
a él darás culto.» =

9 Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo:

«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo;

10 porque está escrito: = A sus ángeles te encomendará para que te
guarden. =

11 Y: = En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra
alguna.» =

12 Jesús le respondió: «Está dicho: = No tentarás al Señor tu Dios.» =
13 Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo

oportuno.

14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se
extendió por toda la región.

15 El iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos.

16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró
en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.

17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el
volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:

18 = El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para
anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la
liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los
oprimidos =

19 = y proclamar un año de gracia del Señor. =

20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la
sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.

21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se
ha cumplido hoy.»

22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras
llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el
hijo de
José?»

23 El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate
a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo
también aquí en tu patria.»


24 Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido
en su patria.»

25 «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de
Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo
gran
hambre en todo el país;

26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a = una mujer viuda de
Sarepta de Sidón. =

27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y
ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.»

28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;

29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una
altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad,
para
despeñarle.

30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.

31 Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.

32 Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con
autoridad.

33 Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un
demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces:

34 «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has
venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»

35 Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él.» Y el
demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño.

36 Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra
ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.»

37 Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

38 Saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de
Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella.

39 Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la
dejó;
ella, levantándose al punto, se puso a servirles.

40 A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas
dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos,
los curaba.

41 Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres
el Hijo de Dios.» Pero él, conminaba y no les permitía hablar,
porque
sabían que él era el Cristo.

42 Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le
andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les
dejara.

43 Pero él les dijo: «También a otras ciudades tengo que anunciar la
Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.»