39 y he aquí que un espíritu se apodera de él y de pronto empieza a
dar gritos, le hace retorcerse echando espuma, y difícilmente se aparta de él,
dejándole quebrantado.
40 He pedido a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido.»
41 Respondió Jesús: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta
cuándo estaré con vosotros y habré de soportaros? ¡Trae acá a tu hijo!»