43 y todos quedaron atónitos ante la grandeza de Dios. Estando todos
maravillados por todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:
44 «Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a
ser entregado en manos de los hombres.»
45 Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo
que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto.
46 Se suscitó una discusión entre ellos sobre quién de ellos sería
el
mayor.
47 Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño,
le puso a su lado,
48 y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe;
y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues
el más
pequeño de entre vosotros, ése es mayor.»
49 Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que
expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no
viene con nosotros.»
50 Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra
vosotros, está por vosotros.»
51 Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él
se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén,
52 y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un
pueblo de samaritanos para prepararle posada;
53 pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén.
54 Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres
que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?»
55 Pero volviéndose, les reprendió;
56 y se fueron a otro pueblo.
57 Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera
que vayas.»