9 Por eso yo también os he hecho despreciables y viles ante todo el
pueblo, de la misma manera que vosotros no guardáis mis caminos y hacéis
acepción de personas en la Ley.
10 ¿No tenemos todos nosotros un mismo Padre? ¿No nos ha creado
el mismo Dios? ¿Por qué nos traicionamos los unos a los otros, profanando
la alianza de nuestros padres?
11 Judá ha traicionado; una abominación se ha cometido en Israel y en
Jerusalén. Porque Judá ha profanado el santuario querido de Yahveh,
al
casarse con la hija de un dios extranjero.
12 ¡Que extirpe Yahveh al hombre que hace tal, ya sea testigo o
defensor, de las tiendas de Jacob y de entre los que presentan la oblación a
Yahveh Sebaot!
13 Y esta otra cosa hacéis también vosotros: cubrir de lágrimas el altar
de Yahveh, de llantos y suspiros, porque él ya no se vuelve hacia
la
oblación, ni la acepta con gusto de vuestras manos.
14 Y vosotros decís: ¿Por qué? - Porque Yahveh es testigo entre tú y
la esposa de tu juventud, a la que tú traicionaste, siendo así que ella era tu
compañera y la mujer de tu alianza.
15 ¿No ha hecho él un solo ser, que tiene carne y espíritu? Y este uno
¿qué busca? ¡Una posteridad dada por Dios! Guardad, pues, vuestro
espíritu; no traiciones a la esposa de tu juventud.
16 Pues yo odio el repudio, dice Yahveh Dios de Israel, y al que
encubre con su vestido la violencia, dice Yahveh Sebaot. Guardad,
pues,
vuestro espíritu y no cometáis tal traición.