3 Y si alguien os dice: “¿Por qué hacéis eso?”, decid: “El Señor lo
necesita, y que lo devolverá en seguida”.»
4 Fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta, fuera, en la
calle, y lo desataron.
5 Algunos de los que estaban allí les dijeron: «¿Qué hacéis desatando
el pollino?»
6 Ellos les contestaron según les había dicho Jesús, y les dejaron.
7 Traen el pollino donde Jesús, echaron encima sus mantos y se sentó
sobre él.
8 Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros, follaje cortado
de los campos.
9 Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: «= ¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! =
10 ¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! = ¡Hosanna =
en las alturas!»
11 Y entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a
su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.
12 Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre.
13 Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba
algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era
tiempo de higos.
14 Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!» Y sus
discípulos oían esto.
15 Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar
fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó
las
mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas
16 y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo.
17 Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: = Mi Casa será
llamada Casa de oración para todas las gentes? = ¡Pero vosotros la tenéis
hecha una = cueva de bandidos! =»
18 Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban
cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente
estaba
asombrada de su doctrina.
19 Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.
20 Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta
la raíz.
21 Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que
maldijiste está seca.»
22 Jesús les respondió: «Tened fe en Dios.
23 Yo os aseguro que quien diga a este monte: “Quítate y arrójate al
mar” y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice,
lo obtendrá.
24 Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo
habéis recibido y lo obtendréis.
25 Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo
contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os
perdone vuestras ofensas.»
27 Vuelven a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le
acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos,
28 y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado
tal autoridad para hacerlo?»
29 Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os
diré con qué autoridad hago esto.
30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?
Respondedme.»
31 Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, dirá: “Entonces,
¿por qué no le creísteis?”
32 Pero ¿vamos a decir: “De los hombres?”» Tenían miedo a la gente;
pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta.
33 Responden, pues, a Jesús: «No sabemos.» Jesús entonces les dice: