...la Biblia de Jerusalén
Marcos 4, 21-30
21 Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo
del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero?
22 Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha
sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto.
23 Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
24 Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida
con que midáis, se os medirá y aun con creces.
25 Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se
le quitará.»
26 También decía: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el
grano en la tierra;
27 duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin
que él sepa cómo.
28 La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga,
después trigo abundante en la espiga.
29 Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque
ha llegado la siega.»
30 Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con
qué parábola lo expondremos?