...la Biblia de Jerusalén
Marcos 4, 30-41
30 Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con
qué parábola lo expondremos?
31 Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra,
es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra;
32 pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las
hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a
su
sombra.»
33 Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas,
según podían entenderle;
34 no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo
explicaba todo en privado.
35 Este día, al atardecer, les dice: «Pasemos a la otra orilla.»
36 Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e
iban
otras barcas con él.
37 En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la
barca, de suerte que ya se anegaba la barca.
38 El estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le
dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?»
39 El, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla,
enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza.
40 Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?»
41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues
¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?»