Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Marcos 9, 10-39

10 Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era
eso de «resucitar de entre los muertos.»

11 Y le preguntaban: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe
venir primero?»

12 El les contestó: «Elías vendrá primero y restablecerá todo; mas,

¿cómo está escrito del Hijo del hombre que sufrirá mucho y que será
despreciado?

13 Pues bien, yo os digo: Elías ha venido ya y han hecho con él cuanto
han querido, según estaba escrito de él.»

14 Al llegar donde los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y
a unos escribas que discutían con ellos.

15 Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle.
16 El les preguntó: «¿De qué discutís con ellos?»

17 Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo
que tiene un espíritu mudo

18 y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar
espurnarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos
que lo expulsaran, pero no han podido.»

19 El les responde: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré
con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!»

20 Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente
al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos.

21 Entonces él preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que le
viene sucediendo esto?» Le dijo: «Desde niño.

22 Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con
él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros.»

23 Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para
quien cree!»

24 Al instante, gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca

fe!»

25 Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al
espíritu

inmundo, diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y
no entres más en él.»

26 Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El
muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que
había muerto.

27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie.

28 Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus
discípulos: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?»

29 Les dijo: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la
oración.»

30 Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se
supiera,


31 porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del
hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres
días de haber muerto resucitará.»

32 Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.

33 Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De
qué discutíais por el camino?»

34 Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién
era el mayor.

35 Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser
el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.»

36 Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus
brazos y les dijo:

37 «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe;
y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me
ha
enviado.»

38 Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios
en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no
venía con nosotros.»

39 Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un
milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí.