29 Díceles: “No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el
trigo.
30 Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la
siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas
para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero.”»
31 Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a
un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo.
32 Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando
crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las
aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.»
33 Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la
levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta
que fermentó todo.»
34 Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin
parábolas,
35 para que se cumpliese el oráculo del profeta: = Abriré en parábolas
mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo. =
36 Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron
sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.»
37 El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del
hombre;
38 el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la
cizaña son los hijos del Maligno;
39 el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo,
y los segadores son los ángeles.
40 De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema
en el fuego, así será al fin del mundo.