11 Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la
cual se la llevó a su madre.
12 Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo
sepultaron; y fueron a informar a Jesús.
13 Al oírlo Jesús, se retiró de allí en una barca, aparte, a un
lugar
solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de
las ciudades.
14 Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó
a sus enfermos.
15 Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «El lugar está
deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente,
para que
vayan a los pueblos y se compren comida.»
16 Mas Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; dadles vosotros
de comer.»
17 Dícenle ellos: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos
peces.»
18 El dijo: «Traédmelos acá.»
19 Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco
panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición
y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente.
20 Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes
doce canastos llenos.
21 Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar
mujeres y niños.
22 Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por
delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
23 Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al
atardecer estaba solo allí.
24 La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios,
zarandeada por las olas, pues el viento era contrario.