19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la
tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra
quedará
desatado en los cielos.»
20 Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era
el Cristo.
21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él
debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los
sumos
sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día.