19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le
dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?
20 Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe
como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Desplázate de aquí allá”, y
se desplazará, y nada os será imposible.»
22 Yendo un día juntos por Galilea, les dijo Jesús: «El Hijo del
hombre va a ser entregado en manos de los hombres;
23 le matarán, y al tercer día resucitará.» Y se entristecieron mucho.
24 Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que
cobraban el didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro
Maestro el
didracma?»
25 Dice él: «Sí.» Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle:
«¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran
tasas o
tributo, de sus hijos o de los extraños?»
26 Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres
están los hijos.
27 Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar,
echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca
y
encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti.»