Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Mateo 21, 22-40

22 Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis.»

23 Llegado al Templo, mientras enseñaba se le acercaron los sumos
sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces
esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?»

24 Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si
me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto.

25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?»
Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, nos dirá: “Entonces ¿por
qué no le creísteis?”

26 Y si decimos: “De los hombres”, tenemos miedo a la gente, pues
todos tienen a Juan por profeta.»

27 Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos.» Y él les replicó
asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»

28 «Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al
primero, le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en la viña.”

29 Y él respondió: “No quiero”, pero después se arrepintió y fue.

30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: “Voy,
Señor”, y no fue.

31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» - «El primero» - le
dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras
llegan antes que vosotros al Reino de Dios.

32 Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis
en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros,
ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.

33 «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la
rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a
unos labradores y se ausentó.

34 Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los
labradores para recibir sus frutos.

35 Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a
otro le mataron, a otro le apedrearon.

36 De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros;
pero los trataron de la misma manera.

37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: “A mi hijo le respetarán.”
38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: “Este es el

heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia.”
39 Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.

40 Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos
labradores?»