10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban
preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.
11 Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: “¡Señor, señor,
ábrenos!”
12 Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco.”
13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.
14 «Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus
siervos y les encomendó su hacienda:
15 a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según
su capacidad; y se ausentó.
16 Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar
con ellos y ganó otros cinco.
17 Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos.
18 En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra
y escondió el dinero de su señor.
19 Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y
ajusta cuentas con ellos.
20 Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros
cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes
otros
cinco que he ganado.”
21 Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
22 Llegándose también el de los dos talentos dijo: “Señor, dos talentos
me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado.”
23 Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
24 Llegándose también el que había recibido un talento dijo: “Señor,
sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y
recoges
donde no esparciste.
25 Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento.
Mira,
aquí tienes lo que es tuyo.”
26 Mas su señor le respondió: “Siervo malo y perezoso, sabías que yo
cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí;
27 debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al
volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses.
28 Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez
talentos.
29 Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no
tiene, aun lo que tiene se le quitará.
30 Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el
llanto y el rechinar de dientes.”
31 «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de
todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
32 Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a
los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.