Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Mateo 27, 19-44

19 Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su
mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños
por su causa.»

20 Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la
gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.

21 Y cuando el procurador les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os
suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!»

22 Díceles Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?»
Y todos a una: «¡Sea crucificado!» -

23 «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían
gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!»

24 Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se
promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la
gente
diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.»

25 Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre
nuestros hijos!»

26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo
entregó para que fuera crucificado.

27 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al
pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte.

28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;

29 y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza,
y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de
él, le
hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»;

30 y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la
cabeza.

31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron
sus ropas y le llevaron a crucificarle.

32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le
obligaron a llevar su cruz.

33 Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario»,

34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de
probarlo, no quiso beberlo.

35 Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a
suertes.

36 Y se quedaron sentados allí para custodiarle.

37 Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena:

«Este es Jesús, el Rey de los judíos.»

38 Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la
derecha y otro a la izquierda.

39 Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y
diciendo:

40 «Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a
ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!»


41 Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los
ancianos se burlaban de él diciendo:

42 «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es:
que baje ahora de la cruz, y creeremos en él.

43 Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de
verdad le quiere; ya que dijo: “Soy Hijo de Dios.”»

44 De la misma manera le injuriaban también los salteadores
crucificados con él.