23 «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían
gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!»
24 Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se
promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la
gente
diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.»
25 Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre
nuestros hijos!»
26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo
entregó para que fuera crucificado.
27 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al
pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte.
28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;
29 y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza,
y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de
él, le
hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»;
30 y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la
cabeza.
31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron
sus ropas y le llevaron a crucificarle.