...la Biblia de Jerusalén
Mateo 27, 52-63
52 Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos
resucitaron.
53 Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él,
entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.
54 Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a
Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron:
«Verdaderamente éste era Hijo de Dios.»
55 Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que
habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.
56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago
y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que
se había hecho también discípulo de Jesús.
58 Se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio
orden de que se le entregase.
59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia
60 y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca;
luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.
61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al
sepulcro.
62 Al otro día, el siguiente a la Preparación, los sumos sacerdotes y
los fariseos se reunieron ante Pilato
63 y le dijeron: «Señor, recordamos que ese impostor dijo cuando aún
vivía: “A los tres días resucitaré.”