13 «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con
qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada
afuera y
pisoteada por los hombres.
14 «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad
situada en la cima de un monte.
15 Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del
celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en
la casa.
16 Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
17 «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he
venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
18 Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o
una tilde de la Ley sin que todo suceda.
19 Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más
pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de
los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el
Reino de los Cielos.
20 «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los
escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
21 «Habéis oído que se dijo a los antepasados: = No matarás; = y
aquel que mate será reo ante el tribunal.
22 Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano,
será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil”, será reo
ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna de
fuego.
23 Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de
que un hermano tuyo tiene algo contra ti,
24 deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte
con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.
25 Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por
el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y
te metan en la cárcel.
26 Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el
último céntimo.
27 «Habéis oído que se dijo: = No cometerás adulterio. =
28 Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya
cometió adulterio con ella en su corazón.
29 Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo
de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo
tu cuerpo sea arrojado a la gehenna.
30 Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala
de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo
tu cuerpo vaya a la gehenna.
31 «También se dijo: = El que repudie a su mujer, que le dé acta de
divorcio. =
32 Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de
fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete
adulterio.
33 «Habéis oído también que se dijo a los antepasados: = No
perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. =
34 Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el = Cielo =,
porque es = el trono de Dios, =
35 ni por = la Tierra, = porque es = el escabel de sus pies; = ni por =
Jerusalén =, porque es = la ciudad del gran rey. =
36 Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus
cabellos puedes hacerlo blanco o negro.
37 Sea vuestro lenguaje: “Sí, sí”; “no, no”: que lo que pasa de
aquí
viene del Maligno.
38 «Habéis oído que se dijo: = Ojo por ojo y diente por diente. =
39 Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee
en la mejilla derecha ofrécele también la otra:
40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también
el manto;