2 Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la
medida con que midáis se os medirá.
3 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no
reparas en la viga que hay en tu ojo?
4 ¿O cómo vas a decir a tu hermano: “Deja que te saque la brizna del
ojo”, teniendo la viga en el tuyo?
5 Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para
sacar la brizna del ojo de tu hermano.
6 «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas
delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y
después,
volviéndose, os despedacen.
7 «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.
8 Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al llama, se le
abrirá.
9 ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé
una piedra;
10 o si le pide un pez, le dé una culebra?
11 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros
hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a
los que se las pidan!
12 «Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres,
hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.
13 «Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran
por ella;
14 mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la
Vida!; y poco son los que lo encuentran.
15 «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con
disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los
espinos o higos de los abrojos?
17 Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da
frutos malos.