Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Mateo 8, 22-34

22 Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus
muertos.»

23 Subió a la barca y sus discípulos le siguieron.

24 De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la
barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido.

25 Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que
perecemos!»

26 Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» Entonces
se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza.

27 Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que
hasta los vientos y el mar le obedecen?»

28 Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su
encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que
nadie era capaz de pasar por aquel camino.

29 Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de
Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?»

30 Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo.

31 Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a esa piara
de puercos.»

32 El les dijo: «Id.» Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de
pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las
aguas.

33 Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y
también lo de los endemoniados.

34 Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en
viéndole, le rogaron que se retirase de su término.