...la Biblia de Jerusalén
Mateo 9, 19-32
19 Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos.
20 En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce
años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto.
21 Pues se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.»
22 Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Animo!, hija, tu fe te
ha
salvado.» Y se salvó la mujer desde aquel momento.
23 Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y la gente
alborotando,
24 decía: «¡Retiraos! La muchacha no ha muerto; está dormida.» Y se
burlaban de él.
25 Mas, echada fuera la gente, entró él, la tomó de la mano, y la
muchacha se levantó.
26 Y la noticia del suceso se divulgó por toda aquella comarca.
27 Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos
gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!»
28 Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les
dice:
«¿Creéis que puedo hacer eso?» Dícenle: «Sí, Señor.»
29 Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en vosotros según
vuestra fe.»
30 Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Mirad que
nadie lo sepa!»
31 Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella
comarca.
32 Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado.