3 Pues he aquí que Yahveh sale de su lugar, baja y huella las alturas
de la tierra.
4 Debajo de él los montes se derriten, y los valles se hienden, como la
cera al fuego, como aguas que se precipitan por una pendiente.
5 Todo esto por el delito de Jacob, por los pecados de la casa de Israel.
¿Cuál es el delito de Jacob? ¿No es Samaria? ¿Cuál es el pecado de la casa
de Judá? ¿No es Jerusalén?
6 «Voy a hacer de Samaria una ruina de campo, un plantío de viñas.
Haré rodar sus piedras por el valle, pondré al desnudo sus cimientos.
7 Todos sus ídolos serán machacados, todos sus dones quemados al
fuego, todas sus imágenes las dejaré en desolación, porque han sido
amontonadas con don de prostituta y a don de prostituta tornarán.»
8 Por eso me lamentaré y gemiré, andaré descalzo y desnudo, lanzaré
aullidos como los chacales, y lamentos como las avestruces;
9 porque su herida es incurable, hasta Judá ha llegado, ha tocado hasta
la puerta de mi pueblo, hasta Jerusalén.
10 = ¡No lo contéis en Gat = en... no derraméis llanto! ¡En Bet Leafrá
revolveos en el polvo!
11 ¡Toca el cuerno, habitante de Safir! ¡De su ciudad no sale la que
habita en Saanán! ¡Bet Haesel desde sus cimientos ha sido arrancada, desde
la base de su emplazamiento!
12 ¿Cómo podrá esperar el bien la que habita en Marot? Porque ha
llegado el mal de parte de Yahveh a la puerta de Jerusalén.
13 ¡Unce al carro los corceles, habitante de Lakís! (Tal fue el
comienzo del pecado para la hija de Sión, porque en ti se encontraban los
delitos de Israel.)
14 Por eso tendrás que devolver la dote a Moréset Gat. Bet Akzib será
una mentira para los reyes de Israel.