6 estén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de
tu siervo, que yo hago ahora en tu presencia día y noche, por los hijos de
Israel, tus siervos, confesando los pecados que los hijos de Israel
hemos
cometido contra ti; ¡yo mismo y la casa de mi padre hemos pecado!
7 Hemos obrado muy mal contigo, no observando los mandamientos,
los preceptos y las normas que tú habías prescrito a Moisés tu siervo.
8 Pero acuérdate de la palabra que confiaste a Moisés tu siervo: “Si
sois infieles, yo os dispersaré entre los pueblos;
9 pero si, volviéndoos a mí guardáis mis mandamientos y los ponéis
en práctica, aunque vuestros desterrados estuvieron en los confines de los
cielos, yo los reuniré de allí y los conduciré de nuevo al Lugar
que he
elegido para morada de mi Nombre.”
10 Aquí tienes a tus siervos y a tu pueblo que tú has rescatado con tu
gran poder y tu fuerte mano.