34 para el pan que se presenta, para la oblación perpetua y el
holocausto perpetuo, para los sacrificios de los sábados, de los novilunios,
de las solemnidades, para los alimentos sagrados, para los sacrificios por el
pecado como expiación por Israel y para toda la obra de la Casa de nuestro
Dios;
35 Hemos echado a suertes - sacerdotes, levitas y pueblo - la ofrenda
de la leña que ha de traer a la Casa de nuestro Dios cada
familia en su
turno, a sus tiempos, cada año, para quemarla sobre el altar de
Yahveh
nuestro Dios con arreglo a lo escrito en la Ley.
36 y traer cada año a la Casa de Yahveh las primicias de nuestro suelo
y las primicias de los frutos de todos los árboles,
37 y los primogénitos de nuestros hijos y de nuestro ganado, conforme
a lo escrito en la Ley - los primeros nacidos de nuestro ganado
mayor y
menor, que se traen a la Casa de nuestro Dios son para los sacerdotes que
ejercen el ministerio en la casa de nuestro Dios -.
38 Lo mejor de nuestras moliendas, de los frutos de todo árbol, del
vino y del aceite, se lo traeremos a los sacerdotes, a los
aposentos de la
Casa de nuestro Dios; y el diezmo de nuestro suelo a los levitas,
y ellos
mismos cobrarán el diezmo en todas las ciudades de nuestra labranza;
39 un sacerdote, hijo de Aarón, irá con los levitas cuando éstos cobren
el diezmo; los levitas subirán el diezmo del diezmo a la Casa de nuestro
Dios a los aposentos de la casa del tesoro;
40 pues a estos aposentos traen los israelitas y los levitas la ofrenda
reservada de trigo, vino y aceite; allí se encuentran también los utensilios
del santuario, de los sacerdotes que están de servicio y de los
porteros y
cantores. No abandonaremos más la Casa de nuestro Dios.