29 y el resto del pueblo, los sacerdotes y los levitas los porteros, los
cantores, los donados y todos los separados de las gentes del país
para
seguir la Ley de Dios, sus mujeres, sus hijos y sus hijas, cuantos tienen uso
de razón,
30 se adhieren a sus hermanos y a los nobles y se comprometen por
imprecación y juramento a caminar en la Ley de Dios, que fue dada
por
mano de Moisés, siervo de Dios, y a guardar y practicar todos los
mandamientos de Yahveh nuestro Señor, sus normas y sus leyes.
31 A no dar nuestras hijas a las gentes del país ni tomar sus hijas para
nuestros hijos.
32 Si las gentes del país traen, en día de sábado, mercancías o
cualquier otra clase de comestibles para vender, nada les compraremos en
día de sábado ni en día sagrado. En el año séptimo abandonaremos el
producto de la tierra y todas las deudas.
33 Nos imponemos como obligación: Dar un tercio de siclo al año
para el servicio de la Casa de nuestro Dios: