8 y asimismo una carta para Asaf, el encargado de los parques reales,
para que me proporcione madera de construcción para las puertas de la
ciudadela del Templo, la muralla de la ciudad y la casa en que yo me he de
instalar.» El rey me lo concedió, pues la mano bondadosa de mi Dios estaba
conmigo.
9 Me dirigí, pues, a los gobernadores de Transeufratina y les entregué
las cartas del rey. El rey me había hecho escoltar por oficiales del ejército y
gente de a caballo.
10 Al enterarse de ello Samballat el joronita y Tobías el servidor
ammonita, les sentó muy mal que alguien viniera a procurar el bienestar de
los israelitas.
11 Llegué a Jerusalén y me quedé allí tres días.
12 Luego me levanté de noche con unos pocos hombres, sin
comunicar a nadie lo que mi Dios me había inspirado que hiciera por
Jerusalén, y sin llevar conmigo más que la cabalgadura en que iba montado.