6 Pero algunos judíos que vivían junto a ellos vinieron a advertirnos
por diez veces: «Vienen contra nosotros desde todos los lugares que
habitan.»
7 Se apostó, pues, el pueblo en los puntos más bajos, detrás de la
muralla y en los lugares descubiertos, y coloqué a la gente por
familias,
cada uno con sus espadas, sus lanzas y sus arcos.
8 Al ver su miedo, me levanté y dije a los notables, a los consejeros y
al resto del pueblo: «¡No les tengáis miedo; acordaos del Señor, grande y
terrible, y combatid por vuestros hermanos, vuestros hijos y vuestras hijas,
vuestras mujeres y vuestras casas!»
9 Cuando nuestros enemigos supieron que estábamos advertidos y que
Dios había desbaratado sus planes, se retiraron, y todos nosotros volvimos a
la muralla, cada cual a su trabajo.