10 También yo, mis hermanos y mi gente, les hemos prestado dinero y
trigo. Pues bien, condonemos estas deudas.
11 Restituidles inmediatamente sus campos, sus viñas, sus olivares y
sus casas, y perdonadles la deuda del dinero, del trigo, del vino y del aceite
que les habéis prestado.»
12 Respondieron ellos: «Restituiremos y no les reclamaremos ya
nada; haremos como tú has dicho.» Entonces llamé a los sacerdotes y les
hice jurar que harían seguir esta promesa.
13 Luego sacudí los pliegues de mi manto diciendo: «¡Así sacuda
Dios, fuera de su casa y de su hacienda, a todo aquel que no mantenga esta
palabra: así sea sacudido y despojado!» Toda la asamblea respondió:
«¡Amén!», y alabó a Yahveh. Y el pueblo cumplió esta palabra.