7 Tomé decisión en mi corazón de reprender a los notables y a los
consejeros, y les dije: «¡Qué carga impone cada uno de vosotros a
su
hermano!» Congregué contra ellos una gran asamblea,
8 y les dije: «Nosotros hemos rescatado, en la medida de nuestras
posibilidades, a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a
las
naciones. ¡Y ahora sois vosotros los que vendéis a vuestros hermanos para
que nosotros los rescatemos!» Ellos callaron sin saber qué responder.
9 Y yo continué: «No está bien lo que estáis haciendo. ¿No queréis
caminar en el temor de nuestro Dios, para evitar los insultos de las naciones
enemigas?
10 También yo, mis hermanos y mi gente, les hemos prestado dinero y
trigo. Pues bien, condonemos estas deudas.
11 Restituidles inmediatamente sus campos, sus viñas, sus olivares y
sus casas, y perdonadles la deuda del dinero, del trigo, del vino y del aceite
que les habéis prestado.»