16 Altivos se volvieron nuestros padres, su cerviz endurecieron y
desoyeron tus mandatos.
17 No quisieron oír, no recordaron los prodigios que con ellos hiciste;
endurecieron la cerviz y se obstinaron en volver a Egipto y
a su
servidumbre. Pero tú eres el Dios de los perdones, clemente y entrañable,
tardo a la cólera y rico en bondad. ¡No los desamparaste!
18 Ni siquiera cuando se fabricaron un becerro de metal fundido y
exclamaron: «¡Este es tu dios que te sacó de Egipto!» (grandes desprecios
te hicieron).