25 Ciudades fuertes conquistaron y una tierra generosa; y heredaron
casas de toda suerte de bienes rebosantes, cisternas ya excavadas, viñas y
olivares, árboles frutales sin medida: comieron, se saciaron, engordaron, se
deleitaron en tus inmensos bienes.
26 Pero después, indóciles, se rebelaron contra ti, arrojaron tu Ley a
sus espaldas, mataron a los profetas que les conjuraban a convertirse a ti;
(grandes desprecios te hicieron).
27 Tú los entregaste en poder de sus enemigos que los oprimieron.
Durante su opresión clamaban hacia ti, y tú los escuchabas desde el cielo; y
en tu inmensa ternura les mandabas salvadores que los libraron de
las
manos opresoras.
28 Pero, apenas en paz, volvían a hacer el mal ante ti, y tú los dejabas
en mano de sus enemigos que los oprimían. Ellos de nuevo gritaban hacia
ti, y tú escuchabas desde el cielo: ¡muchas veces, por ternura, los salvaste!