30 Tuviste paciencia con ellos durante muchos años; les advertiste por
tu Espíritu, por boca de tus profetas; pero ellos no escucharon. Y los pusiste
en manos de las gentes de los países.
31 Mas en tu inmensa ternura no los acabaste, no los abandonaste,
porque eres tú Dios clemente y lleno de ternura.