4 La chusma que se había mezclado al pueblo se dejó llevar de su
apetito. También los israelitas volvieron a sus llantos diciendo: «¿Quién nos
dará carne para comer?
5 ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en
Egipto, y de los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos!
6 En cambio ahora tenemos el alma seca. No hay de nada. Nuestros
ojos no ven más que el maná.»