3 Se amotinaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: «Esto ya pasa
de la raya. Toda la comunidad entera, todos ellos están consagrados y
Yahveh está en medio de ellos. ¿Por qué, pues, os encumbráis por encima
de la asamblea de Yahveh?»
4 Lo oyó Moisés y cayó rostro en tierra.
5 Dijo luego a Coré y a toda su cuadrilla: «Mañana por la mañana hará
saber Yahveh quién es el suyo, quién es el consagrado y le dejará
acercarse. Al que Yahveh haya elegido le dejará acercarse.
6 Mirad, pues, lo que habéis de hacer: Tomad los incensarios de Coré
y de toda su cuadrilla,
7 ponedles fuego y mañana les echaréis incienso ante Yahveh. Aquel a
quien elija Yahveh, será el consagrado; ¡esto ya pasa de la raya, hijos de
Leví!»
8 Dijo Moisés a Coré: «Oídme, hijos de Leví.
9 ¿Os parece poco que el Dios de Israel os haya apartado de la
comunidad de Israel para ponerlos junto a sí, prestar el servicio a la Morada
de Yahveh y estar al frente de la comunidad atendiendo al culto en lugar de
ella?
10 Te ha puesto junto a sí, a ti y a todos tus hermanos, los hijos de
Leví, y ¡todavía se os ha antojado el sacerdocio!
11 Por eso, contra Yahveh os habéis amotinado, tú y toda tu cuadrilla;
porque ¿quién es Aarón, para que murmuréis contra él?»
12 Mandó Moisés llamar a Datán y Abirón, hijos de Eliab. Pero ellos
respondieron: «No queremos ir.
13 ¿Te parece poco habernos sacado de una tierra que mana leche y
miel para hacernos morir en el desierto, que todavía te eriges como príncipe
sobre nosotros?
14 No nos has traído a ningún país que mana leche y miel, ni nos has
dado una herencia de campos y vergeles. ¿Pretendes cegar los ojos de estos
hombres? ¡No iremos!»
15 Moisés se enojó mucho y dijo a Yahveh: «No mires a su oblación.
Yo no les he quitado ni un solo asno, ni le he hecho mal a
ninguno de
ellos.»