16 Los harás rescatar al mes de nacidos, valorándolos en cinco siclos
de plata, en siclos del santuario, que son de veinte óbolos.
17 Pero al primogénito de vaca, o de oveja, o de cabra, no lo
rescatarás: es sagrado. Derramarás su sangre sobre el altar y su
grasa la
harás arder como manjar abrasado de calmante aroma para Yahveh.
18 Su carne será para ti, así como el pecho del rito del mecimiento y la
pierna derecha.
19 Todo lo reservado de las cosas sagradas que los israelitas reservan
a Yahveh, te lo doy a ti y a tus hijos e hijas, por decreto perpetuo. Alianza
de sal es ésta, para siempre, delante de Yahveh, para ti y tu descendencia.»
20 Yahveh dijo a Aarón: «Tú no tendrás heredad ninguna en su tierra;
no habrá porción para ti entre ellos. Yo soy tu porción para ti entre ellos. Yo
soy tu porción y tu heredad entre los israelitas.
21 A los hijos de Leví, les doy en herencia todos los diezmos de
Israel, a cambio de su servicio: del servicio que prestan en la
Tienda del
Encuentro.
22 Los israelitas no se volverán a acercar a la Tienda del Encuentro:
cargarían con un pecado y morirían.